La implantación del nuevo régimen especial de franquicia en el Impuesto sobre el Valor Añadido, regulado en la Directiva (UE) 2020/285, implicará que a partir del ejercicio 2025, las personas físicas y jurídicas que facturen menos de 85.000 euros anuales podrían quedar eximidas de tener que abonar el IVA trimestralmente, en la actualidad, organizaciones de autónomos y administración ya se encuentran debatiendo los detalles para su puesta en funcionamiento en España. 

El nuevo régimen será de carácter voluntario. Los sujetos pasivos quedaran eximidos de la obligación de presentar las declaraciones de IVA trimestrales. La emisión de facturas dejaría de incluir el tipo de IVA correspondiente, limitándose las obligaciones informativas a una única declaración que se realizaría a principios de año y que recogería todos los ingresos, permitiendo a la administración tributaria comprobar si se cumplen los umbrales de facturación exigidos. 

Según las estadísticas sobre autónomos en España, este sistema de franquicias afectaría a dos de cada tres trabajadores autónomos, pues estarían dentro del umbral de facturación máxima exigida para quedar exentos de IVA. 

La Agencia Tributaria prevé aprovechar este nuevo régimen de IVA para eliminar el sistema de módulos. Este sistema de tributación que utilizan muchos autónomos es considerado por muchos expertos como una anomalía que debe ser corregida. El final del sistema de módulos tendría un impacto directo en miles de trabajadores autónomos, por lo que se están buscando sistemas para que la transición a un nuevo sistema se realice de forma, lo menos perjudicial posible, como, por ejemplo, facilitan las deducciones por manutención diaria (con un mínimo que no fuera necesario justificar). 

Es importante recordar que el sistema de tributación por módulos es un régimen simplificado de tributación donde se establecen una serie de módulos o indicadores objetivos predefinidos por la Administración Tributaria. Bajo este régimen, los trabajadores por cuenta propia calculan sus impuestos basándose en variables como la facturación, la superficie del local, el número de empleados, etc., en lugar de tener que mantener registros detallados de todos los ingresos y gastos. Esto simplifica considerablemente el proceso de declaración de impuestos y reduce la carga administrativa para los autónomos y pequeñas empresas, pero en la mayoría de los casos, no proporciona un sistema real de control y tributación basado en ingresos y gastos.

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